martes, 19 de marzo de 2024

El apartheid madrileño

Hoy nos confirman lo que llevábamos días escuchando, pero parecía que no queríamos creer: confinan a los barrios más humildes de Madrid. ¿Sus argumentos? Que los habitantes de esos barrios se han “relajado” y a consecuencia de ello han aumentado los casos de COVID-19.

Para qué van a hacer un análisis más profundo, para qué van a destacar que esos barrios con más carencia de recursos son los que se han quedado sin estancias vacacionales, para qué van a admitir que no han hecho tests, para qué van a reconocer que los centros sanitarios de esos barrios no tienen las condiciones adecuadas para atender a la población, para qué van a asumir que en horas puntas el transporte público va en su máximo aforo, sin que puedan respetarse distancias de seguridad ni cualquier otra norma impuesta. Para qué, si pueden hacer lo que hacen siempre, culpar a la clase trabajadora. 

Una vez más la presidenta de la Comunidad y todo su séquito dejan claro quiénes no importan en este juego político por no asumir que esta batalla les queda más bien grande.

Hace escasos meses pudimos ver cómo imponía a los niños más vulnerables de Madrid una dieta basada en comida basura y  alegaba, sin despeinarse, que esos niños estaban encantados con ello.

Ya ni siquiera se trata de luchar contra un virus, se trata de luchar contra la discriminación entre clases sociales, porque dejarles ganar esta batalla, es darles vía libre para poder culparnos de cualquier desastre político que se aproxime, y visto lo visto, serán unos cuantos. 

Esto es lo que pasa cuando nos gobiernan los que se criaron en barrios que nada se parecen a los afectados por esta medida, los que gozaban de servicio, sí, ese servicio que venía a trabajar desde los barrios del sur. Porque con esta medida nos han dejado algo muy claro: todos somos iguales hasta que se demuestre lo contrario. Hasta que os tengamos que culpar de nuestras malas decisiones y de nuestra ineptitud política. 

Los mismos que rescataron a la banca, los mismos a los que culpamos de la crisis de dos mil siete, porque vivís por encima de vuestras posibilidades, pero hasta que nosotros queramos.

Y no se os ocurra quejaros, que de siempre han existido clases, y las de abajo están para sustentar a las de arriba, para servirles, para darles ocio y servicios, y para plancharles la camisa antes de ir a la oficina, ¿porque qué os creéis, que los ricos no trabajan? Claro que sí, la diferencia es que ellos pueden tomarse una copa cuando acabe su jornada y tú no. 

Vendrán más elecciones, volveremos a salir a las calles, volveremos a alzar la voz y tendremos que elegir quiénestoman las decisiones que nos marcan la vida, y solo espero que para entonces, estemos preparados para cambiar el rumbo. Mientras tanto, solo se puede resistir. 

Fuerza y amor para los barrios en lucha.

«Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden, es la hora suprema, es la hora de la disciplina, es la hora de la intensa preparación, es la hora del silencio, del silencio que precede a las grandes tempestades. Cuando los pueblos se encierran en el silencio de sus almas, infunden temor a los más grandes déspotas de la tierra».  Pedro Albizu Campos.

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Acerca de Mamen Sáez

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Comunista, republicana, atea, feminista, antifascista, anticapitalista, militante de base. Periodismo en la UCM. Extremeña perdida en Madrid. BRUJA

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