Si algo ha quedado aún más claro en las últimas semanas, a la luz de los llamados papeles de Panamá y del pacto fascista de la UE con Turquía para deshacerse de migrantes y refugiados, es que los capitales tienen infinitamente más derechos que las personas para circular por el planeta.
En el caso de Panamá, desde el momento en que EE.UU. consideró que un canal transoceánico era fundamental para sus intereses militares y estratégicos en todo el continente al sur de su frontera, el futuro país centroamericano estaba condenado a surgir como colonia subordinada a los intereses imperialistas. Primero lo intentó por la vía diplomática, estableciendo negociaciones con Colombia con el objetivo de…
Dolores de Redondo
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