martes, 23 de abril de 2024

La trágica historia de la «transición pacífica»

Los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) fueron una organización criminal activa entre 1983 y 1987 durante el primer y segundo Gobierno de Felipe González, siendo autores de varios atentados terroristas contra ETA y su entorno en una operación de «guerra sucia»: los GAL fueron dirigidos desde las estructuras del propio Estado por el ex-Ministro del Interior José Barrionuevo, el ex-Director General de la Seguridad del Estado Rafael Vera, el Gobernador Civil de Vizcaya Julián Sancristóbal, el Subcomisario de la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía en Bilbao José Amedo, el Jefe de la Lucha Antiterrorista Miguel Planchuelo, el General de la Guardia Civil y Comandante del Cuartel de Intxaurrondo(San Sebastián) Enrique Rodríguez Galindo y el Secretario general del PSOE en Vizcaya Ricardo García Damborenea. Sin embargo, en la cúspide de los GAL se encontraba el misterioso «Sr. X», que es el que se encargaba de impartir las órdenes y del que todavía se desconoce su identidad, aunque se especula que pudiera ser el mismo Felipe González

Las acciones de los GAL dejaron un total, entre muertos y heridos, de sesenta personas damnificadas, siendo sus métodos la colocación de bombas en los coches, tiros en la nuca y ametrallamiento en los bares donde supuestamente se encontraban los etarras, aunque también los atentados causaron la muerte de civiles sin ninguna vinculación con ETA: la estructura político-institucional de los GAL emplearon a mercenarios de extrema derecha para llevar a cabo los atentados, siendo herederos, de manera directa, de los grupos terroristas que operaron entre los años 1975 y 1980(la Alianza Apostólica Anticomunista o Triple A, el Batallón Vasco Español, los Comandos Antimarxistas, los Grupos Armados Españoles, Acción Nacional Española, Guerrilleros de Cristo Rey y Antiterrorismo ETA), los cuáles tuvieron el apoyo de los servicios secretos y del propio Gobierno, llevando a cabo crímenes como el caso del atentado contra Antonio Cubillo, dirigente del MPAIAC o el del secuestro, tortura y simulación de ejecución del director del semanario Doblón, José Antonio Martínez Soler en marzo de 1976 por la publicación de un artículo denunciando la purga de mandos moderados de la Guardia Civil, todo ello bajo la coordinación del Ministro del Interior durante el mandato de Adolfo Suárez Rodolfo Martín Villa, a su vez el implicado en los ataques contra manifestantes durante los Sucesos de Vitoria de 1976, la Semana pro-amnistía de 1977 y los Sanfermines de 1978, además del «Caso Scala», en el que murieron varios militantes de la CNT.

Los «voceros» del régimen monárquico han tratado la Transición como un proceso en el que no hubo violencia y que fue un modelo a seguir: sin embargo, esta afirmación va muy lejos de la realidad ya que entre 1975 y 1980 se produjeron decenas de muertes de militantes de izquierda y favorables al cambio democrático en España en las calles de las ciudades de España manteniéndose, aunque con matices, el modelo represivo de la dictadura fascista de Franco no resultando extraño debido a que la propia Transición no fue sino una reforma cosmética del sistema franquista, cambiando de un régimen unipartidista a otro formado por varios partidos políticos legalizados aunque, como ya hemos dicho, sometidos a las condiciones impuestas por el Gobierno.

Por ello, desde la izquierda revolucionaria debemos de honrar a aquéllos que perdieron su vida a manos de los Cuerpos policiales y de los sicarios fascistas durante el período 1975-1980, así como denunciar la política de «guerra sucia» orquestada por los Gobiernos socialistas de Felipe González, en vez de regodearnos en la mentira sobre lo modélico que fue el cambio desde la dictadura franquista hacia la democracia parlamentaria burguesa surgida en 1977 y organizada desde el Gobierno postfranquista con el apoyo del propio Juan Carlos de Borbón y un pequeño grupo perteneciente al sector «reformista» de la élite franquista, sin olvidar que fue la CIA quién, en un primer momento, diseño el proceso de transición hacia la democracia a causa del estallido de la Revolución de los Claveles el 25 de Abril de 1974 y su deriva hacia posiciones progresistas con el fin de impedir un suceso similar en España ante la incertidumbre originada tras la muerte de Carrero Blanco el 20 de Diciembre de 1973 y la larga enfermedad de Franco, que desembocó en su muerte el 20 de Noviembre de 1975.

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Acerca de Ismael Sánchez

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Militante comunista

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